Adentros
24.3.2014
Este conjunto de esculturas-pinturas, pensadas para ser colocadas en línea a modo de instalación, imitan columnas como metáfora de los pilares que forman nuestra vida; suponen todas las convicciones y esencias de nuestro ser.
En esta ocasión me interesaba exprimir y estirar la horizontalidad de los cuadros hasta llegar a la verticalidad de éstos. Por ello surge la idea de las columnas o pilares. Además de simbolizar o compararse con la esencia de nuestra vida, se pueden entender como ese espacio interior y acotado que permanece en nosotros.
La escultura que presento, integrada con las esculturas-pinturas, muestra el interés por el espacio y el vacío (tiempo y memoria-olvido). Es una estructura arquitectónica oxidada, realizada con chapa de hierro, que hace alusión a aquello que permanece grabado en nuestra memoria.
Este entramado también recoge ese espacio, a veces difuso, repleto de emociones, sentimientos, momentos, olvidos,… que habitan en nuestro interior.
De ahí que las distintas líneas deformes nos pueden recordar, dependiendo del ángulo de visión y de nuestra percepción, diferentes figuras geométricas, pero cuando nos acercamos observamos la figura de un cubo. Nuestra mente reconoce el concepto de la figura que aparece delimitada por esos trozos de chapa. Pero también hay que sumar el espacio vacío y acotado que provoca el interior de este entramado férreo, un espacio donde, de forma simbólica, residen la memoria, la experiencia, la propia vida.
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